Con la expansión del Gran Despertar durante los años 30 y 40 del siglo XVIII, los grupos religiosos se dividieron en dos facciones, conocidas como Antiguas Luces y Nuevas Luces. Las Antiguas Luces no eran partidarias del Despertar, sobretodo por lo que se refería a la búsqueda de la gracia divina, que ellos consideraban un exceso popular. Los ministros de las Antiguas Luces enfatizaban la educación formal en el campo de la teología como fuente de su autoridad religiosa, y el buen orden en sus iglesias. Ver Nuevas Luces